






El barco ya ha abandonado el puerto de Kobenhavn, una ciudad alegre y bulliciosa con bicicletas por todas partes, un parque de atracciones en medio de la ciudad (uno de los más antiguos de Europa) y un casco antiguo digno de visitar. La capital de Dinamarca nos ha dejado muy buen sabor de boca, aunque sus precios son un poco caros sin llegar a los extremos de Noruega.
Quizás lo que más nos ha gustado haya sido el Tívoli, el parque de atracciones que hemos citado antes, sobretodo por la noche, cuando se mezclan las luces de colores con ese aire rancio que se respira en él.
Ahora partimos hacia Rust, donde hemos prometido a la tripulación un día de descanso en uno de los parques de atracciones más grandes de Europa, el Europa Park, aunque con el gusanillo de haber pasado demasiado rápido por Dinamarca, pais que creemos que por si solo ya merece unas vacaciones.
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